No suelo estar en los espacios más “técnicos” de RR. HH., pero esta vez me dejé sorprender por los datos, las proyecciones y sobre todo, por una pregunta que me quedó rondando la cabeza desde que salí: ¿de verdad falta talento o simplemente no lo estamos viendo?
Uno de los datos que más me impactó fue que sectores como la industria primaria, el comercio y la pesca son los que más mantienen a su personal, según SUNAT. Esto me hizo pensar en que quizás, más allá de la rotación o las vacantes abiertas, hay empresas que han logrado conectar con su gente, formar relaciones sostenibles y construir culturas donde uno quiere quedarse.
También se habló sobre hacia dónde se están dirigiendo las empresas en este contexto cambiante. Según un sondeo gerencial realizado por Axpen, estas son algunas de las principales prioridades que marcarán la agenda empresarial:
Porque mientras la tecnología avanza, la falta de talento en Perú se vuelve más evidente. Pero no por escasez de personas, sino porque muchas veces ese talento está ahí… oculto, sin las herramientas ni el impulso para desarrollarse. Eso me hizo reflexionar mucho.
Desde mi rol como marketera, no siempre estoy pensando en formación técnica o capacitaciones internas. Pero al estar en Buk, es inevitable que algo se me contagie del mundo de la gestión de personas. Y hoy, más que nunca, siento la necesidad de invitar a las personas a capacitarse constantemente: en herramientas digitales, en temas clave de su carrera, pero también en habilidades del core del negocio en el que trabajan.
No podemos dejar toda la responsabilidad a las empresas. Como colaboradores, también nos toca levantar la mano, buscar visibilidad y abrirnos camino para crecer, ya sea en la organización actual o para futuras oportunidades.
Otra cosa que me dejó pensando fue la relación entre economía y bienestar laboral. Hoy, aunque los sueldos han crecido, también lo ha hecho la inflación, y eso ha generado una especie de caída invisible en los colaboradores. La buena noticia es que este año se espera una pausa en la inflación, lo que permitiría una mejora en el poder adquisitivo. Un pequeño respiro que puede hacer la diferencia.
Y cerrando con una data que me pareció muy reveladora: ¿cuánto tiempo deberíamos estar en un trabajo? Según lo que se compartió en el evento, las personas menores de 27 años suelen quedarse entre 2 a 3 años en un puesto, mientras que los mayores de 30 años llegan hasta los 7 años. Cambiar no está mal. Quedarse tampoco. Pero entender el porqué de cada decisión laboral debería ser parte de nuestra reflexión constante.
Me quedo con esa pregunta abierta. A veces el talento está al frente, pero hay que saber reconocerlo, formarlo, impulsarlo. Como empresas, como líderes, como colegas, y también como personas que deciden crecer. Porque quizás la falta de talento en Perú no es un diagnóstico final… sino una invitación a mirar más profundo.