Actualmente, los fondos en el sistema suman cerca de 120,000 millones de soles. Este octavo retiro podría significar más de 30,000 millones, es decir, más de la cuarta parte de lo que se administra hoy.
Antes, incluso de este retiro, la situación ya era compleja: de los 10.1 millones de afiliados, 2.2 millones tienen su fondo en cero. Con este nuevo retiro, unos 6.3 millones de personas más también se quedarían sin saldo, lo que llevaría a un total de 8.5 millones de afiliados sin fondo. Esto pone en tela de juicio la viabilidad misma del sistema, porque los montos retirados superarían lo que actualmente existe en él.
En el corto plazo habrá una caída en la rentabilidad, porque las AFP deberán liquidar activos rápidamente, lo que equivale a venderlos “a precio de remate”. Esto afectará el valor de las inversiones.
A largo plazo, el riesgo más crítico es para los afiliados mayores de 40 años: tendrán muy poco tiempo para volver a acumular un fondo suficiente que garantice una pensión adecuada. En muchos casos, la jubilación podría no alcanzar para cubrir necesidades básicas.
La recomendación es no retirar, salvo que sea estrictamente necesario para cubrir gastos básicos.
Hoy las AFP son muy cuestionadas, pero con la reforma previsional se abre la posibilidad de que ingresen nuevos actores como bancos, aseguradoras o fondos de inversión, lo que podría mejorar la rentabilidad y reducir las comisiones. Mantener el dinero en el sistema sigue siendo la mejor opción para asegurar una jubilación digna.
Es importante no perder de vista que este ahorro tiene un objetivo: la jubilación. Si se decide retirar, lo ideal es destinarlo a inversiones de largo plazo como depósitos a plazo, fondos mutuos, seguros con retorno, un negocio o la inicial de un departamento. En resumen, usarlo en algo que genere tranquilidad en el futuro y no en consumo inmediato.
Definitivamente se debilita. Por un lado, los fondos se reducirían a menos de 90,000 millones, lo que haría menos atractivo el sistema para que entren nuevos competidores. Además, se eliminó el aporte obligatorio de los independientes y se restringió la posibilidad de retirar el 95.5% del fondo al cumplir 65 años para los menores de 40.
Aun así, la reforma no está muerta. Sigue en pie y habrá que esperar cómo evoluciona, pero sin duda los retiros masivos limitan sus alcances y debilitan el sistema.