La firma electrónica aplicada a contratos digitales no solo acelera los procesos de formalización, también genera una experiencia más simple y confiable para el cliente. Empresas de diversos sectores ya incorporan este recurso para responder a las exigencias de rapidez y seguridad que demanda el mercado actual, en línea con los principios de la ley de contrataciones.
Un contrato que antes requería días de traslado físico ahora puede firmarse en cuestión de minutos desde cualquier ubicación. Esto no solo reduce costos operativos, sino que también asegura que la oportunidad de negocio no se pierda por barreras logísticas.
Ejemplo:
Un proveedor del Estado que participa en una licitación pública puede firmar el contrato de manera remota, cumpliendo los plazos establecidos por la ley de contrataciones, sin demoras innecesarias.
De acuerdo con la Ley N.° 27269, Ley de Firmas y Certificados Digitales, los contratos suscritos mediante firma electrónica tienen la misma fuerza vinculante que los firmados en papel. Además, se ajustan a los principios de la ley de contrataciones, que promueve la transparencia, la eficiencia y la reducción de riesgos en los procesos contractuales.
En la práctica, esto significa que un contrato firmado digitalmente: