El burnout ya no es una excepción: es una realidad cada vez más común en los espacios de trabajo en Latinoamérica. Según el Estudio de Burnout 2025 by Buk, el 46% de los colaboradores en la región experimentó burnout al menos una vez durante el último año. Esta cifra refleja que el agotamiento emocional, físico y mental derivado del trabajo no solo afecta la motivación de las personas, sino también su productividad y permanencia en la empresa.
De hecho, 1 de cada 4 colaboradores quiere dejar su empleo por burnout, y este número se eleva a 32% entre los jóvenes de la Generación Z. A esto se suma un dato alarmante: el 46% de quienes presentan burnout frecuente se sienten deprimidos en el trabajo. Esta condición no solo impacta el estado emocional de las personas, sino que también repercute directamente en el rendimiento y la cultura organizacional.
Ante este panorama, la prevención se vuelve clave. ¿Qué pueden hacer las empresas y las áreas de Recursos Humanos para reducir el riesgo de burnout? En esta nota te compartimos 5 tips prácticos y estrategias efectivas para cuidar el bienestar de tus equipos.
El burnout es un síndrome reconocido por la OMS que surge como resultado del estrés laboral crónico no gestionado adecuadamente. Se manifiesta a través de tres componentes principales:
Hoy, múltiples factores están acelerando su aparición: alta carga de trabajo, escasa desconexión digital, liderazgo poco empático y una cultura que prioriza el rendimiento por encima del bienestar.
Según el Estudio de Burnout 2025 by Buk, las consecuencias ya son visibles:
Una carga excesiva de trabajo o una mala distribución de responsabilidades suele ser el primer detonante del burnout. El estudio de Buk revela que quienes viven burnout planifican y ejecutan sus tareas con menor eficacia, lo que puede agravar aún más su sensación de frustración o agotamiento.
¿Cómo actuar desde RR.HH. o liderazgo?
Planificar de manera efectiva no solo mejora la productividad, también devuelve a las personas el control sobre su trabajo, lo que reduce el estrés.
A pesar del aumento en los casos de burnout, en muchas organizaciones sigue siendo un tema tabú. Sin embargo, el 46% de quienes sufren burnout frecuente se sienten deprimidos, lo que indica que no estamos hablando solo de estrés, sino de una afectación seria a la salud mental.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Una cultura que abraza la salud mental como parte de la vida laboral genera equipos más saludables, comprometidos y resilientes.
La hiperconectividad, el trabajo remoto y la cultura de la inmediatez han borrado muchas veces la línea entre la vida personal y profesional. Esta falta de límites es uno de los grandes aceleradores del burnout.
Estrategias para promover la desconexión:
Cuando se respeta el tiempo personal, se protege el equilibrio emocional y se fortalece el compromiso laboral.
Muchas veces el burnout se instala de forma silenciosa. Por eso, es esencial contar con herramientas que permitan medir cómo se sienten las personas antes de que el problema se agrave.
Buenas prácticas para detectar señales a tiempo:
Escuchar activamente a los colaboradores y responder con medidas concretas es la forma más eficaz de construir una cultura preventiva.
Los líderes tienen un rol protagónico en el bienestar del equipo. Su estilo de liderazgo puede ser un factor de protección o un riesgo. La falta de empatía, el exceso de control o la ausencia de reconocimiento contribuyen al desgaste emocional.
Capacita a tus líderes para que puedan: