Una laptop que no vuelve, un uniforme que se pierde o una máquina que se daña sin explicación. ¿Quién responde por estos bienes? ¿El empleador, el trabajador, ambos? Aunque parezca un tema operativo, la respuesta está en el corazón de las normativas laborales.
Cuando una empresa entrega activos a sus colaboradores, también entrega confianza. Pero esa confianza debe estar respaldada por reglas claras, procedimientos registrados y conocimiento de los derechos y obligaciones de ambas partes. Lo contrario puede derivar en pérdidas económicas, conflictos internos o incluso sanciones legales.
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El empleador está legalmente obligado a proporcionar los medios necesarios para que el trabajador pueda cumplir sus funciones. Esto incluye herramientas, equipos, indumentaria y cualquier otro recurso requerido según el puesto. El Decreto Legislativo N.º 728, en su artículo 23, establece que las condiciones de trabajo deben garantizar el adecuado desempeño del colaborador.
Sin embargo, no basta con entregar un activo. También debe establecerse bajo qué condiciones se hace, cómo se realiza el seguimiento, qué pasa en caso de pérdida o daño, y cómo se documenta. Este nivel de detalle es clave para cumplir con las normativas laborales y proteger tanto al empleador como al trabajador.
Ejemplo real: En una empresa de servicios, se entregaban celulares corporativos sin dejar constancia firmada. Cuando uno de los dispositivos se perdió, se intentó hacer un descuento al trabajador. Sin prueba de entrega ni política interna registrada, el caso terminó en la Sunafil, que falló a favor del colaborador.
El trabajador también tiene obligaciones definidas. La ley le exige actuar con diligencia y buena fe en el uso de los bienes proporcionados por la empresa. Esto implica cuidar el activo, evitar usos indebidos, reportar daños o fallas, y devolverlo en las condiciones acordadas.
Las normativas laborales no solo respaldan esta responsabilidad: también la condicionan a que existan pruebas claras. Es decir, si el colaborador nunca firmó un acta de entrega, difícilmente se le puede atribuir un daño.
Imaginemos a Diego, analista de operaciones. Recibe un equipo costoso y al año siguiente este se daña gravemente. Gracias a que firmó un acta digital de entrega y la empresa documentó el estado del equipo en cada revisión, se pudo comprobar el origen del problema y tomar medidas sin afectar sus derechos laborales.
Este es uno de los puntos más delicados dentro de la gestión de activos: ¿puede el empleador descontar del sueldo del trabajador el costo de un equipo dañado o extraviado?
En Perú, el artículo 42 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo N.º 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, establece que la remuneración es intangible, salvo en los casos previstos por ley o con autorización escrita del trabajador. Es decir, no se pueden realizar descuentos unilaterales por pérdida o daño de un bien, incluso si el empleador considera que existe negligencia.
Además, el Decreto Supremo N.º 003-97-TR, en su artículo 10, señala expresamente que los descuentos al salario solo pueden efectuarse cuando:
Esto significa que, incluso si la empresa tiene evidencia de que un colaborador causó un daño a un activo, no puede descontarlo automáticamente de su sueldo. Debe haber una autorización expresa o un acuerdo previo, como una cláusula firmada en el contrato o reglamento interno.
Por eso es tan importante documentar bien la entrega de activos, detallar responsabilidades y establecer procedimientos claros para evaluar daños y aplicar medidas correctivas dentro del marco legal. Sin estos elementos, cualquier descuento puede ser considerado arbitrario y dar lugar a sanciones por parte de la Sunafil o reclamos ante el Ministerio de Trabajo.
El Reglamento Interno de Trabajo (RIT) es la herramienta normativa que permite a las empresas establecer reglas claras sobre el uso, cuidado y devolución de los activos laborales.
Las normativas laborales permiten que el RIT detalle:
Este reglamento se convierte en el primer respaldo legal de la organización ante una fiscalización o reclamo. Pero para que funcione, debe estar actualizado, comunicado y alineado con los procesos reales de la empresa. Cuando el RIT y la gestión de activos trabajan en conjunto, se construye una cultura de responsabilidad compartida y se evitan vacíos legales.
No. La ley prohíbe descuentos, salvo que lo autorices por escrito para ese caso o si la empresa prueba que hubo dolo o negligencia grave.
El empleador. El desgaste por uso normal es un costo operativo que la empresa debe asumir siempre. No puede ser transferido al trabajador.
Es considerado una falta grave por ley. Si la empresa prueba la intención, puede iniciar un procedimiento de despido justificado en tu contra.
Tienes la obligación de devolverlos. Tu empleador puede retener tu constancia de trabajo e iniciar acciones legales (civiles/penales) para recuperarlos.
No, el empleador debe proveer las herramientas. Si acuerdan que uses tus equipos, la ley (especialmente en teletrabajo) obliga a compensarte por ese gasto.