El 2025 llega con 16 feriados calendario en Perú, lo que representa un incremento en los días de descanso tanto para trabajadores del sector público como privado. Estos días están regulados por ley, específicamente en el artículo 6 del Decreto Legislativo 713, Ley de Descansos Remunerados.
Aunque los feriados suelen asociarse con descanso, celebración y dinamismo en el consumo, también traen consigo un debate importante: ¿qué impacto tienen en la productividad de las empresas?
Para profundizar en este tema, conversamos con Renato Peñaflor, economista por la Universidad del Pacífico y Magíster en Investigación por ESAN, con más de 20 años de experiencia como consultor en planeamiento empresarial e investigación de mercados.
Según Renato Peñaflor, el impacto económico de los feriados es mixto. Por un lado, dinamizan el consumo y permiten a ciertos sectores incrementar sus ingresos. Sin embargo, para otros representan un desafío, ya que ocasionan demoras en la producción, interrupciones en la cadena de suministros y mayores costos laborales.
El efecto depende directamente del tipo de industria y de qué tan sensible sea a la continuidad de sus operaciones. Para algunos, los feriados son un motor de movimiento económico; para otros, un obstáculo que compromete su competitividad.
No todas las industrias enfrentan los feriados de la misma manera. De acuerdo con Peñaflor, los sectores que suelen verse más impactados son:
La gestión de proyectos y metas empresariales también se ve alterada. Como señala el economista, los feriados pueden generar:
Esto se traduce en dificultades para cumplir objetivos y plazos establecidos, especialmente en empresas que trabajan con cronogramas ajustados o que dependen de procesos continuos para mantener la rentabilidad.
Para enfrentar estos retos, Peñaflor recomienda tres ejes fundamentales:
En el plano internacional, Peñaflor destaca que varios países han adoptado esquemas que buscan un equilibrio entre los beneficios económicos de los feriados y la continuidad productiva.
El reto está en no superar el punto en el que un exceso de días no laborables deje de impulsar el crecimiento y pase a convertirse en un factor perjudicial para la economía. Perú podría beneficiarse de estas prácticas adaptándolas a su propia dinámica laboral y productiva.