Madres trabajadoras en LATAM: ¿por qué cuesta conciliar su rol?

| 3 Minutos de lectura
| Publicación mayo 8, 2025| Última actualización mayo 8, 2025
Conciliar la vida laboral con la maternidad sigue siendo uno de los mayores desafíos para las mujeres en América Latina. Aunque cada vez más empresas implementan políticas de flexibilidad, los resultados aún son insuficientes: las madres trabajadoras reportan menores niveles de satisfacción laboral, índices altos de agotamiento y una sobrecarga significativa que no enfrentan en igual medida otros grupos.
Estos hallazgos se reflejan con claridad en el estudio Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2025, elaborado por Buk, que recopila la percepción de más de 5.700 personas en Chile, Colombia, México y Perú. El análisis revela importantes brechas en la experiencia laboral de las mujeres que maternan, y abre una conversación necesaria: ¿están funcionando realmente las estrategias de flexibilidad? ¿Qué más se puede hacer para mejorar su calidad de vida laboral?
La repercusión de la sobrecarga laboral en las madres trabajadoras
Uno de los factores que explica esta menor satisfacción es la doble carga que enfrentan muchas madres: además de cumplir con sus responsabilidades laborales, asumen la mayoría de las tareas domésticas y de cuidado, lo que genera una sobrecarga constante.
Según la CEPAL:
- Las mujeres en América Latina dedican entre 22 y 43 horas semanales al trabajo no remunerado.
- Los hombres, en contraste, dedican entre 7 y 20 horas.
Esta desigualdad impacta directamente en la percepción de bienestar, autonomía y disfrute tanto en el ámbito personal como laboral.
Estrés y desgaste: señales de alerta
La sobrecarga también se manifiesta en indicadores de salud mental. El burnout —una forma de estrés crónico derivado del trabajo— afecta con mayor frecuencia a las mujeres, sin importar si son madres o no. Según el estudio de Buk:
- 15% de las mujeres con y sin hijos reportan haber experimentado burnout frecuente.
- En comparación, solo el 12% de los hombres con hijos y el 11% de los hombres sin hijos reportaron esto.
Estas diferencias entre hombres y mujeres reflejan cómo las responsabilidades de cuidado y las condiciones laborales desiguales influyen de manera directa en el nivel de estrés de las mujeres, especialmente de aquellas que maternan. Diversos estudios, como el de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), han advertido que las mujeres en América Latina asumen una carga desproporcionada de trabajo no remunerado, lo cual, sumado a sus responsabilidades laborales, contribuye significativamente al estrés y la fatiga crónica.
Flexibilidad laboral: ¿menos satisfacción para las madres trabajadoras?
Pese a los avances en modalidades como el teletrabajo o los horarios flexibles, estas medidas no han sido suficientes para garantizar una mejor experiencia laboral para las madres. De hecho, ellas son el grupo con menor nivel de satisfacción con su jornada y la flexibilidad que les ofrece.
- Solo el 62% de las madres trabajadoras se declara satisfecha con la flexibilidad laboral de su empresa.
- En contraste, el 66% de los hombres con hijos y el 65% de los hombres sin hijos manifiestan estar satisfechos.
- Incluso las mujeres sin hijos presentan un nivel mayor de satisfacción (63%).
¿Qué pueden hacer las empresas?
Los datos muestran una realidad clara: las mujeres, especialmente aquellas que son madres, están menos satisfechas con su jornada laboral, enfrentan una doble carga de trabajo (remunerado y de cuidados) y reportan niveles elevados de burnout frecuente.
Ante este panorama, mejorar su satisfacción laboral no se trata solo de ofrecer políticas de flexibilidad, sino de diseñar soluciones alineadas con sus necesidades reales y cambiantes. Esto implica escuchar, evaluar e impulsar una transformación cultural profunda en el ámbito organizacional.
3 claves para mejorar la jornada laboral de las madres trabajadoras
1. Escuchar activamente a las colaboradoras:Las experiencias de maternidad son diversas. Diseñar jornadas laborales más humanas requiere adaptar los horarios y beneficios según las distintas etapas: lactancia, escolarización, cuidados especiales por enfermedades, entre otros. Incluir su voz es el primer paso hacia políticas efectivas.
2. Medir y ajustar continuamente:
No basta con tener beneficios; es clave evaluar si realmente están siendo utilizados y si impactan positivamente. Incorporar indicadores de uso, satisfacción y percepción de bienestar permite identificar brechas y mejorar continuamente.
3. Fomentar la corresponsabilidad:
Promover una cultura en la que el cuidado no recaiga solo en las mujeres, sino que sea compartido entre todos los géneros es clave. Esto reduce la carga mental y física de las madres y genera entornos laborales más equitativos y sostenibles para todos.

Investigadora del área de Research de Buk. Especialista en análisis de datos organizacionales.
¡Déjanos tu comentario!