Gestión de personas

Importancia de la toma de decisiones en Recursos Humanos

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| 4 Minutos de lectura

| 1 junio, 2021


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La toma de decisiones es un mecanismo de desarrollo decisivo y, por otro lado, inevitable. Los negocios, la gestión de equipos o la implementación de procesos de trabajo se basan en la toma de decisiones. Una buena decisión puede marcar una nueva fase evolutiva dentro de una empresa o, incluso, puede convertirse en el germen de la revolución de todo un sector. Una mala decisión, en cambio, puede generar obstáculos y limitaciones en las dinámicas de trabajo o generar perjuicios a los empleados. Pero, ¿Qué hace que una decisión sea buena o mala? ¿Existe un método para tomar buenas decisiones?

A continuación te hablamos de ello. ¡Toma nota!

¿Qué se necesita para tomar una buena decisión?

Tener datos objetivos

Los procesos de análisis e investigación son vitales en cualquier estrategia. No solo forman parte de la primera fase de conceptualización de proyectos o tácticas, sino también a lo largo de la fase de testing.

A partir de una información objetiva es posible identificar con claridad cuáles son las necesidades de una empresa y los equipos que la integran. Además, también proporcionan una perspectiva privilegiada sobre las oportunidades de mejora. 

Por último, una información sólida y objetiva proporciona una mayor seguridad. Cuando un cargo de responsabilidad debe asumir la toma de decisiones en temas relativamente sensibles, puede verse influido por la incertidumbre. Contar con un respaldo de información y argumentos lógicos que llevan a tomar una determinada decisión, la percepción de seguridad y control se ve incrementada. Por otro lado, investigar las consecuencias o implicaciones de una decisión tomada permite acceder a información de utilidad.

 

Tener un buen liderazgo

Trabajar con una base de datos objetivos y actualizados es importante. No obstante, de poco sirve contar con información de alto valor estratégico si no sabemos cómo utilizarla adecuadamente. La figura del líder se convierte en un pilar esencial. El liderazgo no solo implica la posesión de capacidades como la intuición o el pensamiento analítico.

Un buen líder será capaz de detectar qué información debe conocer cada integrante de la planilla y, además, sabrá estimular la creatividad y la motivación de los empleados. En definitiva, actuará como un catalizador para guiar a los colaboradores durante todos los procesos, transmitiendo su entusiasmo y determinación. 

Trabajar en metodologías de resolución de conflictos

Identificar y aplicar decisiones efectivas requiere de metodologías contrastadas que permitan obtener una aproximación a los problemas o limitaciones de la empresa. Solo identificando el origen de las dificultades es posible aplicar medidas paliativas y prevenir limitaciones futuras.

No obstante, la toma de decisiones puede verse obstaculizada por problemas comunicacionales o relacionales. Dentro de una empresa existe un mapa de interrelaciones complejo del que forman parte una gran cantidad de visiones y opiniones. Una buena toma de decisiones debe tener en cuenta todas las referencias disponibles e, incluso a menudo, debe llevarse a cabo en equipo. Contar con metodologías para la resolución de conflictos y disparidades permitirá una agilización de los procesos de deliberación, una visión más homogénea y completa y, en definitiva, un buen ambiente de trabajo.

 

Claves para tomar decisiones estratégicas

Tener la mayor información

Es posible que a priori ya exista una valoración o un criterio preestablecido. A pesar de ello, es desaconsejable guiar el proceso de decisión por estos primeros instintos o por estos criterios preliminares. La recolección de información es fundamental para cotejar las posibilidades disponibles y analizar los orígenes del problema. Una vez se ha llevado a cabo una fase de investigación rigurosa y adaptada al perfil de la empresa, llega el momento del planteamiento de posibles hipótesis. ¿Qué cambios podrían producirse con base en las decisiones tomadas? Responder a esta pregunta puede ayudar a afinar el criterio y las líneas de acción.

Alinear la decisión al propósito del negocio y de la cultura empresarial

La toma de decisiones no es un proceso individualizado y hermético o, al menos, no en todas las empresas. En realidad, sus metodologías experimentan variaciones atendiendo al tipo de empresa, sus valores fundacionales o su cultura organizacional. En algunos casos los procesos de deliberación y elección se circunscriben a los integrantes del directorio.

Tener claras las consecuencias

No todas las decisiones cuentan con el mismo alcance. En muchos casos, se trata de decisiones que a priori no tienen consecuencias de gran magnitud. A veces, es posible que el responsable pueda perder la referencia o incluso sentirse descontextualizado. Para evitar que se produzca una desconexión con las necesidades y objetivos de la empresa, es recomendable retrotraernos a cuestiones elementales. Por ejemplo, ¿cuál es el propósito del negocio? ¿Cuáles son sus valores fundacionales? Las posibilidades disponibles concuerdan con la cultura empresarial y su línea de desarrollo. ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Por qué necesitamos implementar cambios o actualizaciones en un área determinada?

Nunca debe olvidarse que detrás de una empresa, hay un equipo compuesto por personas, por lo que debe tenerse presente cuál será el alcance de las consecuencias de una decisión. ¿De qué forma afectarán los cambios a implementar? ¿Cómo podría guiarse a los colaboradores implicados directa o indirectamente a lo largo del proceso?

Revisar los recursos

La implementación de cambios o actualizaciones conlleva una inversión. No solo a nivel económico, también debe invertirse tiempo para recabar información, analizar las posibilidades disponibles o calcular las consecuencias que podrían sobrevenir a largo plazo. Además, después de la toma de decisiones, llega el momento de introducir los cambios, lo cual puede ir asociado a una inversión en herramientas como software u otro tipo de útiles, así como otros servicios complementarios como formación de personal o asistencia técnica.

Delimitar un presupuesto preciso se traduce en una mayor capacidad de control y planificación. Muchas empresas, especialmente aquellas que cuentan con una mayor libertad presupuestaria, tienden a contratar a consultoras externas especializadas.

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